Wilfredo Bolívar.
Las saqueadas ruinas aún empinan su argamasa de piedras y ladrillos hacia los cielos abiertos de Guanare.
“Ruinas de María”, llamaron hasta hace algunos años los lugareños a los vestigios de esta desaparecida misión capuchina, muy cerca del río La Portuguesa. Un moribundo patrimonio que todavía puede admirarse a cinco minutos de la carretera nacional, en la entrada hacia el río Suruguapo.
Misión de San Pedro Alcántara
Consolidada Guanare y sus rutas comerciales con El Tocuyo, quisieron los frailes capuchinos andaluces establecer una nueva misión cerca del Suruguapo, en el paso del río Portuguesa. Así nació el pueblo San Pedro Alcántara de María, fundado por el capuchino Fray Cirilo Bautista de Sevilla. A petición del Cabildo Secular de Guanare, la misión fue autorizada por el Gobernador y Capitán General de Venezuela el 2 de febrero de 1761. En 1763 comenzaron a poblarse en el lugar de las actuales ruinas y el 4 de septiembre del mismo año se ofició la primera misa en una de las improvisadas casas hasta que, en 1764, el mismo fraile inició la construcción de la iglesia.
Consolidada Guanare y sus rutas comerciales con El Tocuyo, quisieron los frailes capuchinos andaluces establecer una nueva misión cerca del Suruguapo, en el paso del río Portuguesa. Así nació el pueblo San Pedro Alcántara de María, fundado por el capuchino Fray Cirilo Bautista de Sevilla. A petición del Cabildo Secular de Guanare, la misión fue autorizada por el Gobernador y Capitán General de Venezuela el 2 de febrero de 1761. En 1763 comenzaron a poblarse en el lugar de las actuales ruinas y el 4 de septiembre del mismo año se ofició la primera misa en una de las improvisadas casas hasta que, en 1764, el mismo fraile inició la construcción de la iglesia.
Para 1771, el padre Sevilla de 63 años y 28 de misión, era un hombre ciego y de salud “inservible” según los legajos franciscanos, pero pudo terminar el templo, antes de residenciarse en Tinaquillo. El 6 de octubre de 1778, Alcántara de María recibió la visita ´pastoral del obispo Mariano Martí. En los legajos coloniales quedó escrito: “procedió a la visita de su iglesia (…) vio y reconoció la fábrica, fuente , altares, imágenes, vasos sagrados, ornamentos y demás bienes…” (Buenaventura de Carrocera, “Misión de los Capuchinos en los Llanos de Caracas”, ANH, 1972; III, ps. 257-259). Informó el obispo, que la misión congregaba in dios “dispersos fugitivos” venidos de Humocaro Alto y de la Diócesis del Nuevo Reino de Granada, que extendía sus fueros eclesiásticos hasta Barinas. Para entonces pueblo de María sumaba más de 550 almas (180 aborígenes, el resto españoles), repartidos en 40 casas, 18 de las cuales eran indígenas. “Tiene sus sementeras y crían ganado vacuno, mulas y caballos”, dejó escrito el prelado. La autoridad del pueblo la ejercía el español Bartolomé Ximénes, en calidad de Cabo o Comisionado designado por el Teniente de Guanare.
Ruinas de María
El tiempo, las pestes y el olvido, convirtieron a San Pedro Alcántara de María en ruinas desoladas, hasta que el General Gómez construyó la carretera trasandina, a ocho kilómetros donde están las ruinas. A un lado de la Troncal 5, un modesto cartelito indica: ”Suruguapo” y a distancia de cinco minutos se aprecian en pie los restos arquitectónicos de lo que fue un pueblo próspero aniquilado por las endemias de la Venezuela en guerra. Esta historia, la desconocen los lugareños, quienes transitan a un lado de la carretera y miran el frontis acurvado de la extinguida iglesia colonial.
Por aquí los lugares traen nuevos nombres, Media Luna, El Alambre, el Potrero, en un paisaje de suaves depresiones que desciende de la montaña y muestra aún el esplendor de la extinguida misión capuchina.
Ruta montana
Por esta ruta se viaja hasta El Tocuyo. La desaparecida misión consolidó un atractivo itinerario de montaña: El Potrero, río Suruguapo, El puente, El Algarrobo, La Raya, Maguasa, Las Cruces, Laguneta, Ojo de Agua, El Cauro y Guarico. Subiendo las laderas, las alturas develan el singular paisaje de los llanos altos guanareños y el pie de monte portugueseño.
Por esta ruta se viaja hasta El Tocuyo. La desaparecida misión consolidó un atractivo itinerario de montaña: El Potrero, río Suruguapo, El puente, El Algarrobo, La Raya, Maguasa, Las Cruces, Laguneta, Ojo de Agua, El Cauro y Guarico. Subiendo las laderas, las alturas develan el singular paisaje de los llanos altos guanareños y el pie de monte portugueseño.
Transitable en rústicos, según don José Rafael López, residente en El Potrero, a las márgenes del Suruguapo. Una alternativa para el turismo de aventura y comunicarse con el estado Lara para recibir los aires del pueblo de Guarico. El paisaje sigue siendo el mismo descrito en 1778 por el obispo Martí; y la ruta, de empinadas ruinas y fresca montaña.
Con sangre y leche
En 1778 a su paso por Guanare, el Obispo Mariano Martí en su libro “Relación de Visita”, dejó escrito sobre esta misión: “La iglesia de este pueblo de María está dedicada a San Pedro del Alcántara; su fábrica es de un cañón, de corta capacidad y de poca fortaleza, cuyas paredes son de bajareque, y el techo de varas y cañas cubierto de palma; tiene dos capillas, sacristía y un pórtico de semejantes materiales, y así mismo, dos altares, que son: el mayor en que está colocado el Santísimo Sacramento (...), y el otro altar está dedicado a Nuestra Señora de Dolores; en una de aquella dos capillas, al lado de la Epístola, y la de enfrente solo sirve de baptisterio. Al lado del Evangelio, por la parte exterior, hay un cementerio cercado de palos”. También, en su “Libro Personal” agrega “la iglesia es de bajareque cubierta de paja o palma. A más de la principal, tiene dos puertas colaterales; la Sacristía detrás del altar mayor. Sus ornamentos son pocos”. Concluida, debió mostrar el aspecto de una ermita, edificada de ladrillos y paramentada con estípites. Refiere la tradición que estas construcciones de mampostería se amalgamaban con leche y sangre de ganado, argamasa con la que imbricó su trama enladrillada el barroco colonial tardío del siglo XVIII americano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu interes